Cuando eres niño todo es increíble, todo lo que ves te atrapa, te deslumbra y quedas impresionado. Es maravilloso la manera en la que aprendemos y entendemos el universo que nos rodea, nuestra ciudad, nuestra colonia, la calle y los vecinos. Luego, las cosas que más te impresionan son normalmente también las que más te apasionan y es en esos momentos en los que estás disfrutando de tu pasión cuando empiezas a formar un carácter y una idea de lo que te gustaría hacer de por vida.

 

Tienes además un abanico ilimitado de posibilidades y de opciones para hacer, no sólo influye lo que tienes cerca sino también lo que lees, lo que ves en la televisión y lo que escuchas de los adultos. Cuando eres niño, aunque no seas consciente, tienes la posibilidad de ser lo que te imagines.

Luego, si eres lo suficientemente afortunado (yo lo soy y lo fui) tienes tu primera bicicleta, y con ella la posibilidad de comprender la velocidad. Que magnífico descubrimiento es la velocidad, sentir el frío del sudor por el viento en la cara y en la espalda, las manos heladas y los pies cansados, escuchar las ruedas contra la superficie, los sproks y la cadena dándolo todo. Quien no haya puesto un bote vacío de frutsi entre la horquilla y el freno y haya jugado a la moto debería de perder el derecho al alcantarillado público, o a votar, o a lo que sea, debería ser igual de obligatorio que el servicio militar. Luego los domingos el abuelo viendo las carreras de F1 en la tele, era un imperdible porque además había palomitas, botana, había algo (siempre fui gordito) y ya de pasada escuchabas nombres y escuderías, Senna, Benetton, BMW, Ferrari, Schumacher, Mansell, Williams, Renault, Minardi, Lotus, CAMEL, Marlboro. ( todo es programación, al menos así lo justifico).

Además del gusto por las carreras ya he dicho que desde pequeño he tenido el gusto por la mecánica y me considero muy afortunado porque tengo 34 años y de esos, llevo 34 rodeado de las cosas que más me gustan y apasionan en la vida y seguro de que lo que quiero. Quiero motores y carreras, eso es cierto en definitiva. Hace unos cuatro años nos pusimos el objetivo de Monkey Racing y a pesar de que no ha sido un camino fácil, hemos logrado cumplir con nuestros objetivos y hemos aprendido muchísimas cosas en este corto tiempo.

Cuando iniciamos, me puse como meta tener un auto de carreras, correr rallies y preparar autos clásicos para rallies, ser preparadores de Panamericanos y darles servicio, llevamos ya dos años haciéndolo y me siento muy orgulloso de haberlo logrado. Hay un libro buenísimo de Catón (Armando Fuentes Aguirre) que se llama “Don Abundio el del Potrero” se los recomiendo, en él se narran historias y cuentos de una comunidad de Saltillo, El Potrero, Don Abundio, tiene una frase que uso casi todos los días y aunque es simple y corta hace mucho por la vida: LO HACE QUIEN PUEDE.      

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