Cuando me hacen la pregunta en la que debo elegir entre autos Europeos, Asiáticos o Americanos mi corazón y mi razón siempre eligen en primer lugar los Europeos y en segundo los Asáticos. Los autos americanos ni siquiera los pongo en tercer lugar, la verdad es que a pesar de que en algún momento me ha emocionado alguno, no logran sacarme una sonrisa como lo hacen sólo algunos japoneses y por supuesto los Europeos.

Como toda regla, tiene sus excepciones, creo que no existen mejores camionetas que las GMC y mejores Pick Up`s que las Ford, pero si hablamos de los súper autos, autos de alto desempeño, medio desempeño, sedanes de lujo, sedanes de pelo medio o los, hatckback’s, compactos básicos, etc…. creo que los mejores son y fueron fabricados en Europa. Es más, mis preferencias se podrían centrar en tan solo un par de marcas, no necesito más en mi colección de gustos.

En algún momento de mi vida me consideré un Ortodoxo, un Papista, un Chairo de mis gustos por los coches, en donde cualquier persona que mencionara algún gusto diferente al mío simplemente no valía la pena escucharlo ni hablarle, habría perdido todo mi interés en establecer cualquier conversación, incluso no perdía el tiempo, buscaba la manera más pronta de evadir la situación y alejarme enseguida. Para justificarme, diré que esta actitud me ayudó de alguna manera que no conozco a generar el finísimo gusto que tengo ahora por los autos y que me permite ser un crítico experto en la materia. Al menos en mi cabeza.

Acelerando un poco por tema de espacios, hace unas semanas y por temas personales he tenido que vivir en la cuna de los Muscle Cars Americanos por algún tiempo, esta situación tan poco ideal me ha llevado a cambiar mi perspectiva sobre un tema en particular en el cuál juré por el bien de mi finísimo gusto que jamás cambiaría. Pues ya lo he dicho todo, ya sabemos cómo termina esto, yo reconociendo que hay un auto americano que me gusta, me gusta mucho, me gusta un chingo.

Resulta que recién llegados a los territorios americanos, hubo necesidad de buscar un parque en el cual ejercitarse, los requisitos eran que fuera lo suficientemente grande para no aburrirse dando vueltas, lo suficientemente cerca de nuestra área operativa y lo suficientemente seguro para no ser molestado por malhechores asustadores, todos estos requisitos fueron cumplidos y sobrepasados por el Memorial Seymur Trail Park con 3 millas de caminos arbolados, lo suficientemente cerca de nuestra operación y los suficientes corredores a cualquier hora de la mañana. Así que ahí sudamos nuestro cansancio.

Además de agradecer la naturaleza y las vistas de este bonito parque, es de agradecer el desfile de autos que estacionan sus dueños para lo que parece es ejercitarse, autos que normalmente no encuentras estacionados en ningún parque de la Del Valle o de la Condesa o de la Roma, o de casi cualquier parque de México, habiendo en el catálogo que sus Porsches, que sus Mercedes, que sus Bimmers, toneladas de Bentley’s, Aston Martin’s, y otros que llaman igual o más la atención.

Así que durante la primer semana de ejercicios hice un reconocimiento profesional y profundo de las naves que llegaban al lugar y dedique algunos trotes a reconocer cuales de esos coches no tendría, consideraría tener y tendría en mi cochera. Muchos fueron los que definitivamente puse en el bote de los “no tendría”, todos los Bentley y los Aston Martin, Jaguar, Maserati, definitivamente fueron echados al bote con el letrero de “nunca”,

También hice una cubeta con la etiqueta de “puede ser” y ahí puse a los MB’s AMG GT , McLaren GT, 720, BMW ALPINA B7 y la verdad es que todos son autos hermosos y con un gran desempeño, pero aún así, no terminan de llenar mi refinadísimo gusto y necesidades. Luego, muchos sin pensarlo fueron de inmediato a la categoría de “todos los días”, desde Porsches 911, M8’s, Giulia QF y hasta 718’s que también me gustan mucho.

Cuando llegabamos al parque, antes de estacionarnos, pasabamos casi siempre junto a un auto color plata, sin logos, sin emblemas, la única manera de leer un nombre en alguna parte del auto era en las pinzas de freno, la verdad es que no ponía mucha atención, pasaba de largo, pero me llamaba la atención. Despùes, mientras corrría, ya casí para completar los 5km de carrera, volvía a pasar a un lado del auto y me volvía a llamar la atención, sabía de que se trataba y mi inconcsiente lo veía, mi razón seguía de lado.

Por ahí del décimo día de carreras mañaneras, decidí hacer un alto y dedicarle un minuto, llegué por el lado izquierdo y lo primero que me impresionó fueron sus lineas,  angulosas, filosas y sus tomas de aire laterales y su frente con los faros alargados y sus tres parrillas dejando ver enfriadores de aceite a través de ellos, noté también sus espejos asimétricos y las branquias de fibra de carbono en la tapa de cristal del motor.

Juré odiar siempre estos autos como se odia a Adam Sandler o a Justin Bieber, Badabun, Luisito Rey o como odia Lopez Obrador al nuevo Aeropuerto o el sistema de Salud o la Reforma Educativa o al Instituto Nacional Electoral o a todo lo que se interponga en su camino, así odiaría yo siempre, con la misma fiereza. Pensé también que no diría nombres, lo describiría a detalle pero no mencionaría jamás su nombre, tratando de conservar un poco de principios y de pudor, la realidad es que este auto es digno de ser reconocido y admirado.

Durante 8 generaciones, muchos de los fanáticos y amantes de este auto habían rogado a los ingenieros que pusieran el motor detrás de los asientos y por fin lo consiguieron,  con un motor de ocho cilindros naturalmente aspirado exprimido hasta los 500 caballos de fuerza (OJO: es de árbol central y usa varillas para empujar los cojinetes!!!) es una bestia que ruge con una nota bien afinada. Haría falta manejarlo para poder conocer a detalle las sensaciones, pero al menos debajo del auto ya ha logrado hacerme pensar mejor mis finísimos gustos.

Pongamos que hablo de la Corbeta.

Humberto Calvillo

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